martes, 28 de octubre de 2014

¿Realidad o paranoia?


 Se subió a su vehículo y miró con inquietud al coche oscuro de cristales tintados que estaba mal aparcado en la esquina. Por alguna razón le daba mala espina. Se puso en marcha y el coche oscuro la siguió. Sería una coincidencia, pero la puso nerviosa. Aceleró y el otro coche se le pegó al parachoques. Sintiendo pánico, giró bruscamente a la derecha y a la izquierda hasta que comprobó que lo había perdido. Aliviada, se detuvo en el semáforo. Cuando la luz verde le cedió el paso, se asomó al cruce. No tuvo ni tiempo de ver la secuencia de imágenes que componían su vida. La única que permaneció en su retina fue la de un coche oscuro con los cristales tintados que golpeaba su vehículo, mientras la sonrisa diabólica de su conductor brillaba en su noche eterna.

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