domingo, 16 de noviembre de 2014

Empatía



La empatía es una de las herramientas estrellas del escritor. Según la RAE, es la «capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos». Muchos la describirán como «ser capaces de ponernos en los zapatos de otro». Recurrimos a ella cada vez que describimos un sentimiento, los pensamientos de un personaje, sus reacciones...

Muchos lectores piensan que todo lo que escribimos parte de nuestras experiencias personales y eso puede ser verdad... solo en parte.

Es cierto que recurrir a nuestra maleta de experiencia nos ayudará a plasmar los sentimientos con realismo, pero el escritor debe ir más allá. ¿Qué siente una persona al perder a un ser querido? ¿Y al ser rechazado por el ser amado? ¿A qué sabe la inseguridad o el miedo de tener que dar una mala noticia o de decepcionar a alguien que nos importa? Puede que hayamos pasado por alguna de estas situaciones y entonces tengamos claro qué palabras utilizar para hacer sentir al lector lo mismo que nosotros sentimos en aquel momento dado de nuestras vidas. Pero, ¿qué pasa si no contamos con esa experiencia? Pues que debemos abrir nuestro maletín de herramientas y echar mano de la empatía.

¿Cómo lo hacemos?

1. Debemos empezar por observar. Mientras vamos en el metro, paseamos por la calle, sentados en un banco, en el centro comercial, en la feria... Cualquier lugar público es idóneo para fijarse en cómo se comportan las personas y cómo reaccionan. ¿Se les ve tristes, estresados, aburridos, enfadados, dichosos? ¿Qué les hace estar así? ¿Odian los lunes, el transporte público? ¿Se han molestado con el de al lado?
Puede ser muy útil llevar siempre una libreta y un boli a mano. Es fácil que nos asalten ideas, frases célebres o las semillas necesarias para crear una nueva historia. ¿Actuaría mi personaje como el señor que tengo delante? ¿Reaccionaría como el que acaba de bajarse del autobús?

2. Escucha a los demás con la mente abierta y sin prejuicios. Si no escuchas, te perderás la información. Si lo haces con el filtro de los prejuicios, la información que recibas estará distorsionada o tendrá siempre la misma tendencia de opinión, la tuya. Ábrete a los pensamientos y las percepciones de los demás. Tus personajes serán mucho más ricos psicológicamente.

3. Etiqueta las emociones. Al observar y escuchar a los demás, intenta ponerle nombre a las emociones que crees que están sintiendo o describiendo. Esta práctica te ayudará a reconocerlas mejor y a ser más preciso cuando escribas; probablemente también aumente tu vocabulario (si no te conformas con «está triste o alegre», claro).

Siguiendo estos pasos conseguiremos que nuestros relatos y novelas estén llenos de personajes ricos y realistas.

¿Cuántos zapatos tiene tu zapatero de emociones?

2 comentarios:

  1. Este es un tema que siempre me ha interesado y he investigado muchísimo sobre él. Creo que es imprescindible que un escritor/a sepa meterse en la piel de sus propios personajes, a fin de cuentas, es él/ella quien mejor lo conoce. Debe ser capaz de saber cómo reaccionaría a diferentes situaciones. A mí me resulta fascinante, sobre todo en el caso de escribir una novela donde se debe "convivir" con un personaje a lo largo de páginas y páginas, vivir cómo nace, cómo evoluciona, cómo cambia... Bueno... me podría llevar hablando o escribiendo sobre este tema durante horas!! Me alegra que hayas publicado una entrada tocando este tema.

    Un abrazo!

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  2. Ser capaces de desarrollar personajes creíbles y, con sus emociones, tocar las del lector es todo un reto. Gracias por tu comentario. ¡Un abrazo! :)

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