domingo, 16 de noviembre de 2014

Hasta el infinito y más allá


Alcanzar la excelencia es una meta loable, pero la determinación no es suficiente para conseguirla. Se necesitan herramientas específicas que no pueden suplirse con otras menos idóneas. Solo se encuentran en determinados caminos y encontrarlos es parte del desafío. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando descubres que la trayectoria escogida no las alberga? La frustración se apodera de ti y te sientes en desventaja con tus semejantes. ¿Acaso las personas brillantes recibieron un mapa con la dirección correcta? ¿tendrás una segunda oportunidad para rectificar tu andadura? ¿Darás marcha atrás? Imposible. Este es un viaje de ida en el que solo puedes avanzar y asumir con contentamiento las responsabilidades y consecuencias de tus elecciones.

Miro hacia atrás y me doy cuenta de mis errores. He intentado remendarlos, mas todavía hoy puedo apreciar con nitidez abrumadora las puntadas irregulares que salpican mi tapiz. Poco puedo hacer para solucionarlo, pues la arena de mi reloj ya está medio consumida. Sé que no alcanzaré el listón, probablemente no daré la talla, pero no puedo rendirme. Si abandono ahora, ¿qué sería de mí? Seré como una brizna de hierba que se seca con los primeros rayos del día. No. Debo seguir adelante, esforzándome por lograr mis sueños. Tal vez nunca seré la aguja del pajar, pero mi vida no habrá sido un sinsentido.

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