viernes, 17 de abril de 2015

Reencuentro

Hacía más de diez años que no se veían. La despedida había sido muy dolorosa, y ella siempre recordaba con pesar las últimas palabras que él le dedicó: «Ya no podemos ser amigos». Con frecuencia se preguntaba qué hubiera pasado si ambos hubieran sido más valientes, si hubieran apostado por el amor que sentían, si se hubieran dejado llevar por la atracción que los había mantenido unidos hasta ese desgarrador adiós.
Las mariposas todavía revoloteaban en su estómago cuando su memoria evocaba la primera vez que sus miradas quedaron atrapadas en los ojos del otro. Y es que, a pesar de la distancia y del paso del tiempo, todavía se ponía nerviosa cuando pensaba en él, cuando pronunciaba su nombre o cuando imaginaba cómo sería reencontrarse con ese amor del pasado. Pero, había pasado tanto tiempo... ¿La recordaría? ¿Alguna vez pensaba en ella o no era más que una anécdota de juventud?
Ella sabía que no podría olvidarlo, que nunca recuperaría la parte de corazón que le había regalado. Tal vez porque ahora era un amor platónico; tal vez porque pudo ser y no fue; o simplemente, porque sus sentimientos, sinceros, no habían muerto y continuaban perteneciéndole a él.
No sabía cuál era la razón que le hacía recordarlo con nostalgia, pero ese día, cuando se toparon por casualidad en unos grandes almacenes y sus miradas quedaron atrapadas en los ojos del otro como la primera vez, su corazón se desbocó, el mundo bajo sus pies se detuvo y sintió tal cosquilleo en el estómago que le costaba respirar.
El tiempo parecía no haber pasado entre ellos, aunque ambos estaban cambiados. Balbucearon, se sonrojaron y sonrieron avergonzados de haber recuperado, de golpe, la inseguridad de los quince años.
Fue solo un instante, y el mágico momento se rompió cuando un niño, que supuso sería su hijo, estiró del brazo de él para recuperar su atención. Él asintió, le revolvió el pelo con cariño y continuó caminando, pasando por su lado sin decirle una sola palabra. Ella se había quedado petrificada y lo sintió alejarse sin tener el valor de detenerlo, sin saber qué decir.
Había visto el reconocimiento en su mirada, pero no había sido suficiente. El dolor de la separación volvió a su corazón, renovado. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas, mientras tomaba consciencia de la situación. «Se acabó, ya no podemos ser amigos». Lo había echado tanto de menos... Había soñado tantas veces con el reencuentro que vivirlo de una forma tan fugaz e indiferente, la destrozaba.
Probablemente nunca había vuelto a pensar en ella y encontrársela había sido como ver a un fantasma que no asusta, pero sorprende porque no debería estar ahí. Ni siquiera se había detenido a saludarla...
De repente, una mano se apoyó en su hombro; pensó que estaba dando un espectáculo y que un alma caritativa venía a consolarla. Pero, entonces escuchó su nombre, pronunciado en un susurro a sus espaldas. Y el mundo se detuvo y su corazón se aceleró. Entonces supo que podría pasar una eternidad sin volver a verlo, pero nunca, aunque se esforzase, podría dejar de amarlo.
©Jim Megal-2015. Todos los derechos reservados  

¡Nueva presentación en Barcelona!

¡Hola a todos!
Hoy tengo que daros una gran noticia. El próximo miércoles 22 de abril estaré en la Biblioteca Can Mulà, de Mollet del Vallés, presentando las segunda parte de mi libro: «La luz de Derkac. Recuerdos», a las 19:00. Me acompañará mi compañero de editorial, Halle Grosso, un simpático gaditano que también presentará su novela, la tercera de su saga «Ancestral. El amanecer de la Materia».
¡Animaos y acompañadnos!


lunes, 13 de abril de 2015

Marcado con sangre

¡Hola a todos!
La mayoría de los lectores, al acabar mi novela, me comentan que se han encariñado con Kylian, el mejor amigo de Anaís. Por eso he decidido regalaros este relato que narra qué le sucedió a su familia. No contiene spoilers, así que todos podéis leerlo aunque no hayáis leído el libro todavía. Me encantaría conocer vuestras opiniones, así que no os olvidéis de comentar.
¡Gracias por leerme!
MARCADO CON SANGRE

Hacía un calor insoportable dentro de ese armario. El pequeño llevaba tanto allí escondido que había perdido la noción del tiempo. El hambre y la sed hacía mucho que lo acompañaban, pero tenía tanto miedo que había preferido ignorarlos a salir de su improvisado refugio.
Aterrorizado en la oscuridad de ese reducido espacio, las imágenes de la desgracia que había sacudido su hogar se repetían, una y otra vez, en su mente infantil.
Los dravec habían irrumpido en su casa, armados hasta los dientes, y habían asesinado a su familia con violencia devastadora.
Sus recuerdos eran tan claros, tan nítidos, que se estremeció como si volviera a tener ante sus ojos a esos bandidos. En otra circunstancia hubiera admirado su belleza, la fortaleza de sus músculos o su destreza con las armas; incluso sus alas negras, extendidas en una arrogante demostración de poder, eran dignas de admiración. Sin embargo, a Kylian no volverían a parecerle hermosos, y mucho menos, admirables.
Los había visto de buena mañana, a las afueras de su pueblo, en el río, justo cuando él intentaba cazar truchas con las manos. Lamentaba no poder volar como sus hermanos o sus padres. Ellos sobrevolaban el río en busca de los mejores pescados y caían sobre ellos como aves rapaces, mientras que él tenía que pasarse horas dentro del agua, quieto como una estatua, esperando a que los peces se confiaran para poder atraparlos.
Los dravec habían aterrizado junto a él entre risas amistosas. Parecían soldados y eso lo asustó al principio, pero enseguida demostraron ser inofensivos. ¡Cuánto se había equivocado en su juicio!
–¿Qué tal tu pesca, muchacho? –le había preguntado una de ellos. Era preciosa. Sus cabellos eran dorados como los rayos del sol y sus ojos verdes como la hierba del campo en primavera. Sus alas azabache eran majestuosas y sus plumas parecían muy suaves.
–No me está yendo muy bien –le contestó embobado–. Es difícil quedarse quieto tanto rato.
–¿No puedes volar para pillarlos por sorpresa? –continuó preguntándole. Esta vez le pareció ver un brillo astuto en la mirada de la joven, pero no le dio importancia.
–¡Qué más quisiera! –gruñó el pequeño Kylian, frustrado.
La muchacha alzó el vuelo, se transformó en un pequeño azor y sobrevoló el río con atenta mirada. De repente, se lanzó en picado sobre el agua y, cuando volvió a elevarse, llevaba una enorme trucha en el pico. La lanzó al lado de la cesta del niño y aterrizó. Una nube de plumas negras la envolvió en el tiempo de un parpadeo y recuperó su forma humana.
–¡Gracias! –exclamó Kylian saliendo del agua para recoger el apetitoso pescado.
–No hay de qué –le contestó ella con una sonrisa–. ¿Podrías indicarnos dónde está el poblado al que llaman Loofered? Vamos a visitar a unos amigos y nos hemos perdido.
–¡Claro! Está muy cerca de aquí, detrás de esa arboleda.
Los dravec se miraron con complicidad y alzaron el vuelo.
–¡Gracias, pequeño waida! –se despidió la joven.
–Yo no soy un wai... –Pero ya se habían ido. El corazón de Kylian empezó a latir muy rápido. De repente, se sintió como si hubiera hecho algo malo y se arrepintió de haberlos guiado hasta su poblado. Habían sido amables, pero algo le había incomodado... Algo le decía que esos dravec darían problemas.
Atravesó la arboleda a toda prisa, lamentando no poder volar como cualquier leija. Le faltaban unos meses para cumplir seis años y todavía no era capaz de volar. Sus padres decían que no se preocupara, que cualquier día lo conseguiría, pero él no estaba tan seguro. Él quería seguir con la tradición familiar y ser un valeroso soldado, pero ¿cómo podría entrar en el ejército del rey Roland para defender el reino junto a los suyos si era incapaz de volar? Sería una deshonra para su familia...
Recordaba haber llegado sin aliento, esperando encontrar a los dravec armando alboroto, pero no había ni rastro de ellos. El poblado estaba en calma, entregado a sus quehaceres diarios. Por lo visto, no habían llegado todavía. ¿Se habían perdido?
Respiró aliviado. Era una tontería, seguro que su imaginación le había jugado una mala pasada. Su madre le decía que era muy fantasioso y que se le curaría con la edad, sin embargo, hacerse mayor era algo lejano que llegaba con demasiada lentitud. A él le gustaría ser como su hermano Josser. Era tan alto como su padre y, aunque todavía no era capaz de desarmar a su progenitor, peleaba como un auténtico soldado. Su padre estaba orgulloso; no lo decía, pero Kylian sabía que esa forma de mirar a su hermano era pura satisfacción. A él lo había mirado así una vez, cuando su habilidad especial se hizo evidente. Su hermana Darya le había quitado su espada de madera. Darya era una pesada, solo tenía dos años más que él, pero siempre lo trataba como si fuese un bebé. Voló por toda la casa con la espada en alto para que él no pudiera alcanzarla. No era justo, él no podía despegar los pies del suelo mientras que Darya volaba desde el día de su nacimiento... La niña reía y se burlaba de él con su vocecilla impertinente, hasta que Kylian, harto de la situación, explotó. No sabía cómo, pero su imagen se había multiplicado seis veces. Había seis Kylians alrededor de su hermana y todos la miraban furiosos. La niña, muy asustada, se había puesto a llorar y Kylian aprovechó para quitarle su espada y darle con ella en la cabeza. Su madre lo había castigado por ello, pero, al igual que su padre, también estaba orgullosa de él; lo había abrazado cuando Darya no miraba y lo había felicitado. Y esa habilidad lo había salvado de la muerte.
Kylian había vuelto a casa con aparente normalidad. Su madre se había dado cuenta de que algo le preocupaba, pero lo dejó pasar cuando el pequeño le mostró su pesca. Su padre ni siquiera se había dado cuenta de su llegada; tallaba una muñequita de madera para Darya, que esperaba sentada a sus pies, con impaciencia. Josser y Luk practicaban la lucha cuerpo a cuerpo en el jardín trasero, mientras Tanhoa los animaba esperando su turno. Kylian se relajó y no le comentó a nadie su encuentro con los dravec. Su familia estaba bien y estaba deseando unirse a sus hermanos mayores para que le enseñaran a dar algunos golpes.
Sin embargo, un grito desgarrador lo sobresaltó y le puso la piel de gallina. Las voces de sus hermanos se habían silenciado y oyó caer algo al suelo. No le dio tiempo de ir a mirar. La puerta se abrió de par en par y entró Tanhoa con el rostro desencajado por el terror; un dravec la perseguía, espada en mano. Su madre le lanzó el cuchillo con el que estaba cortando el pescado y le dio en el hombro. Todo pasó en décimas de segundo. Su padre se puso en pie de un salto, pero no le dio tiempo de nada más. La joven que había pescado la trucha para Kylian estaba en la puerta trasera, a sus espaldas, y, con una precisión pasmosa, lo atravesó con su lanza.
Kylian no podía creer lo que estaba viendo. Se había quedado petrificado. Aquella joven de aspecto encantador observaba su casa con mortífera mirada. Se sorprendió de encontrar allí al pequeño, pero no quedaba ni un ápice de la amabilidad con la que lo había tratado en el río. Desclavó la lanza empujando con desprecio el cuerpo de su padre y se encaró a Darya, que gritaba y lloraba sosteniendo en alto el cuchillo con el que su padre había estado trabajando la madera. La dravec se abalanzó sobre la pequeña y Darya la esquivó alzando el vuelo. Tanhoa corrió en su ayuda mientras le gritaba a Kylian que huyera. La madre de Kylian había conseguido desarmar al dravec y ahora le apuntaba con su espada. Kylian miró de nuevo a la joven dravec que intentaba ensartar a su hermana Tanhoa con la lanza mientras Darya, con su mente, hacía levitar todos los objetos de la casa que encontraba y se los lanzaba a la asesina.
Kylian seguía allí de pie, muerto de miedo, sin saber qué hacer. Con un grito furioso, la dravec bateó una de las rocas de la chimenea que Darya le había lanzado. La piedra salió disparada de vuelta, directa a la cabeza de la pequeña, que cayó al suelo como una muñeca de trapo. En ese momento, Kylian reaccionó y sus piernas volvieron a obedecerle. Corrió a ver cómo estaba su hermana. Las lágrimas le impedían verla con claridad, pero no se movía. La sacudió, pero Darya no respondió. Escuchó a sus espaldas un espeluznante crujido de huesos y, al girarse, vio a Tanhoa con la lanza clavada en el pecho. La sangre manchó su camisa y brotó también de su boca. Sus ojos se apagaron rápidamente. La dravec forcejeó para sacar la lanza del cadáver de su hermana y lo miró con una determinación mortal. Kylian supo que era el siguiente y algo en su interior se despertó. Sus pies se elevaron del suelo y voló hasta su madre, que en ese instante conseguía vencer definitivamente a su enemigo.
Cuando lo vio, sus ojos se agrandaron asustados.
–¡Huye, Kylian! ¡Huye lejos de aquí! –le gritó su madre abalanzándose contra la dravec que ya se disponía a atacar al pequeño.
Pero Kylian no podía irse, no podía dejar allí a su madre. Intentó distraer a la dravec, multiplicando su imagen a su alrededor. Su artimaña funcionó por un momento. La dravec parecía desconcertada, sin saber a quién atacar. Cada uno de los Kylian que la rodeaban hacía algo distinto y eran tan reales que no sabía cuál de ellos era el de carne y hueso. De repente, hizo algo que Kylian no esperaba, lo ignoró y hundió su lanza en la pierna de su madre, clavándola en el suelo. Su madre gritó de dolor y por un instante, las imágenes de Kylian desaparecieron. La dravec sonrió triunfal. Recogió del suelo la espada de su compañero y caminó con seguridad hacia su víctima.
–¡Huye, hijo mío! –volvió a gritarle su madre–. Y cuando seas mayor para luchar, acaba con los dravec, venga a tu familia, hij... –No pudo acabar la frase. Kylian vio con dolorosa lentitud cómo la dravec descargaba la espada contra su madre en un golpe mortal. Asustado, aprovechó el momento para introducirse en uno de los armarios de la cocina. Proyectó sus imágenes volando aterradas al exterior, con la esperanza de engañar a la dravec y hacerla creer que había huido.
Y lo había conseguido. La casa había quedado sumida en un sepulcral silencio, pero no era la única. Desde el armario había oído el cuerno que daba la alarma al poblado, y los gritos y la lucha, pero hacía mucho que ya no oía nada. Allí, en la oscuridad de ese armario, alimentó su odio contra esas criaturas mortíferas y malvadas que habían destruido a su familia sin razón. Lloró mucho, intentando ahogar los sollozos para no delatar su escondite. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabía que los dravec se habían ido.
El hedor a muerte le obligó a salir del armario. Vio los cuerpos inertes de sus padres y hermanos; tenían un color extraño, amarillento, como si sus pieles fueran de cera. Lloró junto a ellos hasta quedarse dormido. Le hubiera gustado no despertar, reunirse con ellos dondequiera que estuvieran ahora, pero su madre le había encargado algo antes de morir. Debía hacerse mayor y convertirse en un guerrero. Debía vengar a su familia, debía acabar con los dravec... Y eso era justo lo que haría, lo que deseaba hacer con toda su alma. Y allí, arrodillado ante el cuerpo de su madre, prometió que viviría para acabar con los asesinos de los suyos. Esa sería su misión y no descansaría hasta haberla logrado.
©Jim Megal-2015. Todos los derechos reservados 

domingo, 12 de abril de 2015

Seis errores comunes en escritores principiantes

¡Hola a todos!
Hoy me gustaría hablaros de algunos errores que encuentro con frecuencia en textos de escritores noveles y que podemos eliminar fácilmente si los tenemos en cuenta. No quiero enrollarme mucho, así que, como dice un amigo mío: «al lío».


  1. Cuidado con las palabras antiguas, raras o técnicas. El autor primerizo cree que utilizándolas demostrará al lector sus amplios conocimientos del idioma. Sin embargo, lo que consigue en realidad, es que el lector desconecte de la lectura porque no entiende el significado de esas palabras y no le queda más remedio que acudir al diccionario. (Esto último está bien si es de vez en cuando, pero solo si la palabra escogida es la que mejor expresa la idea que queremos contar).
  2. Cuidado con las palabras que te suenan pero que no sabes qué significan. Si tu hijo de cinco años te pregunta: «Papá, ¿qué significa "ladino"?» y te entran ganas de contestarle que se lo pregunte a mamá, es que no conoces el significado exacto de la palabra. Es mejor que lo compruebes en el diccionario o que no la utilices en tus textos.
  3. Cuidado con las cosas que los personajes son capaces de hacer a la vez. Hay personajes que son auténticos malabaristas, que se lavan los dientes mientras se abrochan la camisa y, además, cierran la puerta del armario y discuten enérgicamente con su pareja. Visualiza el momento y sé realista.
  4. Cuidado con los diálogos que cuentan cosas que los personajes ya conocen. En estos casos, el autor intenta dar información sobre el personaje y lo hace describirse, presentarse como un narcisista, recordarle a su amigo cómo y dónde se conocieron y los modelitos que lucían... En la vida real resulta muy molesto, en los diálogos resulta falso y poco creíble.
  5. Cuidado con las repeticiones en párrafos y diálogos. Dar la información en los diálogos hace fluir más el texto, pero si el narrador ya ha dicho que querían ir al cine a ver determinada película de moda, es absurdo que los personajes lo repitan en el diálogo y, mucho más, que lo hagan con las mismas palabras.
  6. Cuidado con los diálogos que olvidan personajes. A veces, el autor se centra en la conversación de los personajes principales y olvida que Fulanito, el secundario, está ahí presenciándolo todo. ¿Tiene algo que decir? ¿Alguna reacción que demuestra que sigue vivo y no ha quedado petrificado mientras los otros hablan?
Espero que estos consejos os sean de utilidad para que vuestros textos brillen. La forma de pulirlos es tenerlos en cuenta y seguir practicando, así que ¡ánimo!

sábado, 11 de abril de 2015

Los juegos del hambre

¡Hola, chicos!

La recomendación que os traigo esta vez abarca tres libros, sí, es una trilogía, pero cuando la empecéis no os importará. Podéis hacer la prueba y, si el primero os gusta, seguir con los otros dos, si no, como cada libro es autoconclusivo, podéis dejarlo ahí.

A este tipo de libros les llaman «distópicos» (de «distopía», no está en el diccionario, pero la definición sería algo así como «la representación imaginaria de una sociedad que busca ser ideal -a través de experimentos, programas especiales o lo que se le ocurra a su creador-, pero que consigue exactamente lo contrario») y están de moda. ¿Podéis darme otros ejemplos de distopías?

Son libros muy intensos, a veces un tanto atroces, que os mantendrán en tensión a lo largo de la historia.

¡Buena lectura!

Sinopsis:
1.- Los juegos del hambre: Ganar significa fama y riqueza. Perder significa una muerte segura. En una oscura versión del futuro próximo, doce chicos y doce chicas se ven obligados a participar en un reality show llamado Los juegos del hambre. Solo hay una regla: matar o morir. Cuando Katniss Everdeen, una joven de dieciséis años se presenta voluntaria para ocupar el lugar de su hermana en los juegos, lo entiende como una condena a muerte. Sin embargo Katniss ya ha visto la muerte de cerca y la supervivencia forma parte de su naturaleza. ¡Que empiecen los septuagésimo cuartos juegos del hambre!

2.- En llamas:  Katniss Everdeen ha sobrevivido a Los juegos del hambre. Pero el Capitolio quiere venganza. Contra todo pronóstico, Katniss Everdeen y Peeta Mellark siguen vivos. Aunque Katniss debería sentirse aliviada, se rumorea que existe una rebelión contra el Capitolio, una rebelión que puede que Katniss y Peeta hayan ayudado a inspirar. La nación les observa y hay mucho en juego. Un movimiento en falso y las consecuencias serán inimaginables.

3.- Sinsajo: Katnis Everdeen ha sobrevivido dos veces a Los juegos del hambre, pero no está a salvo. La revolución se extiende y, al parecer, todos han tenido algo que ver en el meticuloso plan, todos excepto Katniss. Aun así, su papel en la batalla final es el más importante de todos. Katniss debe convertirse en el Sinsajo, en el símbolo de la rebelión... a cualquier precio. ¡Que empiecen los septuagésimo sextos juegos del hambre! 

Matilda

¡Hola, chicos!

Este es otro de los libros que me ayudaron a descubrir la cara agradable de la lectura. Lo conservo con mucho cariño en mi biblioteca porque me resultó muy divertido. Me encantaría poseer los poderes de Matilda, ¿a vosotros no?



Sinopsis:
Matilda es una lectora empedernida con solo cinco años. Sensible e inteligente, todos la admiran menos sus mediocres padres, que la consideran una inútil. Además tiene poderes extraños y maravillosos... Un día, Matilda decide desquitarse y empieza a emplearlos contra la abominable y cruel señorita Trunchbull.

viernes, 10 de abril de 2015

La luz de Derkac

¡Hola, chicos!

Esta es mi novela, dividida en tres tomos para que no os dé un patatús. Hace muy poquito que salió a la venta y por eso es probable que no la conozcáis, pero estoy segura de que os gustará. ¿Por qué? Porque otros chicos la han leído ya y la han disfrutado (a algunos de ellos les sale un sarpullido cuando tienen un libro cerca, pero Derkac les ha gustado); es más ¡a algunos les encantaría que saliera la peli! (y a mí, no voy a engañaros).

En ella encontraréis cuatro razas de humanos:
  • Los kartal: voladores de alas blancas que pueden transformarse en aves (cuando lo hacen sus ojos son de color lila). Son pacifistas, pero no te metas con ellos porque aprenden a luchar desde niños, por si acaso.
  • Los dravec: voladores de alas negras que pueden transformarse en aves (cuando lo hacen sus ojos son de color verde). Son muy malos...
  • Los leija: son voladores, pero no tienen alas. Nadie sabe por qué vuelan, pero lo hacen. Sus ojos no cambian de color y no pueden transformarse en aves.
  • Los waida: Son humanos normales y corrientes, como nosotros. 

Encontraréis más información sobre la novela en la etiqueta que se llama «Derkac».

Os dejo las portadas y las sinopsis de la primera y segunda parte. La tercera saldrá a la venta a lo largo de este año.

Si la leéis me encantará saber vuestra opinión.

¡Buena lectura!

Secretos (I)

Sinopsis:

Obligada a ver cómo el amor de su vida se casa con su peor enemiga, y a unas horas de ser torturada y ejecutada en las fiestas del enlace, Anaís nos cuenta su historia y cómo ha caído en las garras de los dravec, una de las cuatro razas de humanos que habitan Talamah y de la que pretenden erigirse como Soberanos.

Ella era una inocente granjera waida de diecisiete años, que creía que sus únicas preocupaciones eran que el Señor Grozno volviera a «pedirle» matrimonio y que su amigo Kylian ingresara en el ejército de Malcom, el rey de los leija.

Sin embargo, sus días tranquilos y rutinarios acabaron drásticamente cuando un joven kartal, borracho como una cuba, cayó de cabeza en su granja. ¿Quién era? ¿Qué hacía en el sur? ¿Por qué su olor le resultaba familiar? Por su culpa, unos inocentes días de acampada con sus amigos se convertirían en una auténtica aventura, en la que descubriría que su vida estaba llena de secretos...

                                            Recuerdos (II)


Sinopsis:

Desde su prisión, Anaís sigue contándonos su historia:
 
Convertidos en el objetivo de los dravec y los kartal, Anaís y Ángel deben huir de Rouglin. Los secretos que envuelven la vida de la joven leija siguen sin respuesta y la única conexión con su pasado es el remitente de las cartas de Ama; sin embargo, para encontrarlo deberán viajar a Velika, la tierra de la que Ángel ha huido.
 
El camino estará plagado de peligros y de revelaciones que desestabilizarán su relación o la harán más fuerte. ¿Qué pasó en el Treffen de hace dos años y por qué Anaís es incapaz de recordarlo? ¿Descubrirá la verdad sobre su acompañante? Un diario será su aliado, pero ¿podrá confiar en Ángel después de lo que descubra en él? ¿Conseguirán esquivar a sus perseguidores y llegar a su destino? ¿Encontrarán las respuestas que buscan?
 
No te pierdas esta historia repleta de acción, amor y recuerdos...

Todos los detectives se llaman Flanagan

¡Hola, chicos!
Con este libro disfruté muchísimo. Lo leí en octavo, es decir, en segundo de ESO y lo conservo en mi biblioteca personal desde entonces (aunque la portada antigua era más chula, la segunda foto). Siempre soñé con ser detective, ¿vosotros no?
¡Buena lectura!


Sinopsis:
Flanagan, detective privado. Privado de muchas cosas, por ejemplo, de los recursos que tienen algunos de sus colegas de profesión en las películas. Cuando Carmen, una chica gitana de su barrio, le pide que encuentre a su sobrino recién nacido, que ha desaparecido, tendrá que apañárselas como pueda. Y, de camino, se debatirá entre el afecto de Nines, una guapísima hija de papá, y la encantadora Carmen.

El hobbit

¡Hola, chicos!

Quiero inaugurar esta sección con el primer libro que me cautivó de verdad. Debo decir que cuando lo vi pensé: «menudo tocho», pero cuando empecé a leerlo, el número de páginas dejó de ser importante. ¿Sabéis por qué? Porque cuando acabas un libro corto, debes escoger uno nuevo y ¿qué pasa si ese que eliges resulta ser un rollo? pues que, por corto que sea, se te hará eterno. Sin embargo, si escoges un libro, aunque sea largo, que te cuenta una historia fantástica que consigue llevarte al lugar que el autor ha creado y está tan bien escrita que crees que sus personajes saldrán del papel, entonces... ¿qué importa lo largo que sea? Hazme caso, cuando llegues al final no querrás que el libro acabe.

Seguro que muchos habréis visto la película, pero como siempre les digo a mis hijos: «Atreveos a leer el libro, porque siempre es mucho mejor.»

¡Buena lectura!
Sinopsis:
Smaug parecía profundamente dormido cuando Bilbo espió una vez más desde la entrada. ¡Pero fingía! ¡Estaba vigilando la entrada del túnel! Sacado de su cómodo agujero-hobbit por Gandalf y una banda de enanos, Bilbo se encuentra de pronto en medio de una conspiración que pretende apoderarse del tesoro de Smaug el Magnífico, un enorme y muy peligroso dragón.



¡Libros que no son un rollo!

¡Hola a todos!

He decidido abrir una nueva sección en mi blog, una que irá dedicada a los jovencitos y a los amantes de la literatura juvenil. La he titulado: «¡Libros que no son un rollo!». ¿Por qué? Pues porque la lectura es fascinante, lo sé, pero hay muchos jóvenes que todavía no la han descubierto en esa faceta y creen que leer es un aburrimiento, un rollo. Por eso esta sección es para ellos. Aquí encontrarán libros que les entretendrán, que les parecerán interesantes y con los que, poco a poco, llegarán a decir: «¡Jim tenía razón, leer es fascinante!».

Me encanta la literatura juvenil y leo todo lo que cae en mis manos, pero en esta sección no estaré sola, ya que cuento con la ayuda inestimable de dos espías especializados y sinceros: mis hijos y sus amigos. Os aseguro que ellos no tienen pelos en la lengua y son alérgicos a los libros «rollo», así que me fío de sus consejos.

¿Quieres ser uno de mis espías y ayudarme a descubrir los libros que de verdad hacen soñar? Envíame un correo electrónico con tus propuestas a: jim.megal365@gmail.com

miércoles, 8 de abril de 2015

La luz de Derkac. Recuerdos

¡¡¡Ya está aquí!!! Ya ha llegado "Recuerdos", la segunda parte de la trilogía "La luz de Derkac". Si la primera parte te atrapó, esta no te dejará parpadear. ¿Estás dispuesto a volar a Talamah y a acompañar a Anaís y a Ángel en su huida de los dravec? ¡Reserva ya tu ejemplar!


Sinopsis:
Desde su prisión, Anaís sigue contándonos su historia:
Convertidos en el objetivo de los dravec y los kartal, Anaís y Ángel deben huir de Rouglin. Los secretos que envuelven la vida de la joven leija siguen sin respuesta y la única conexión con su pasado es el remitente de las cartas de Ama; sin embargo, para encontrarlo deberán viajar a Velika, la tierra de la que Ángel ha huido.
El camino estará plagado de peligros y de revelaciones que desestabilizarán su relación o la harán más fuerte. ¿Qué pasó en el Treffen de hace dos años y por qué Anaís es incapaz de recordarlo? ¿Descubrirá la verdad sobre su acompañante? Un diario será su aliado, pero ¿podrá confiar en Ángel después de lo que descubra en él? ¿Conseguirán esquivar a sus perseguidores y llegar a su destino? ¿Encontrarán las respuestas que buscan?
No te pierdas esta historia repleta de acción, amor y recuerdos...

PD: ¿Qué te parece la portada?

Cuestiones del "Deber"

¡Hola a todos!
La entrada de hoy será breve, pero instructiva. Me he dado cuenta de que, con frecuencia, se confunden las perífrasis verbales que se forman con el verbo deber.
  • Deber + infinitivo, significa obligación.
«El médico dice que debo hacer deporte para mejorar mi salud.»
  • Deber de + infinitivo, significa probabilidad.
«Debes de estar loca si crees que subiré ahí.»

¿Los intercambias sin darte cuenta? Espero que a partir de ahora ya no tengas ese problema. Si te ha sido útil me gustará leer tu comentario. Y... ¡gracias por leerme!

lunes, 6 de abril de 2015

Repasando los pretéritos del indicativo

¡Hola a todos!

Esta mañana estaba «discutiendo» con mi marido acerca del uso de algunos tiempos verbales en pasado. Veréis, él puede llegar del trabajo con una barra de pan y decir:
«¡Compré pan para cenar!»

Yo lo corrijo (soy una bruja, lo sé) y le digo:
«He comprado pan para cenar; "compré" sería si lo hubieras comprado ayer.»

Él me dice que estoy loca, que esta forma de hablar debe de tener algo que ver con el catalán porque él, que se crió en Galicia, no lo estudió así.
Puede que esté un poco loca, pero eso no se lo discuto...

El caso es que he visto el mismo problema en algunos textos que me he ido encontrando por Internet, y he pensado que sería útil plasmar el uso correcto de esos tiempos del indicativo (en parte para convencer a mi querido esposo, jeje).

En Internet he encontrado esta imagen que nos va a ser muy útil para comprender la utilidad de cada opción verbal.
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiempos_verbales_del_indicativo.png
  • Pretérito perfecto simple: canté. Indica una acción que ya acabó y no guarda relación con el presente.
«El año pasado canté en el Liceo.»
«Ayer compré el pan.» ;)
  • Pretérito imperfecto: cantaba. La acción está ocurriendo en el pasado. También expresa acciones habituales o repetidas en determinadas épocas del pasado.
«-¡Cuidado! -gritó mientras la ayudaba
«En la Edad Media reinaba la oscuridad.»
  • Pretérito perfecto compuesto: he cantado. Acaba de pasar ahora/hoy.
«Ya me he duchado y me voy a la cama.»
  • Pretérito pluscuamperfecto: había cantado. Indica un hecho del pasado que está relacionado con otro posterior pero que también está en el pasado.
«Cuando sus amigos llegaron a casa, ya se había ido
  • Pretérito anterior: hube cantado. Está prácticamente en desuso. Indica una acción que es inmediatamente anterior a algo que ocurrió en el pasado. Normalmente va precedido de: cuando, tan pronto como, luego que, no bien, apenas...
«Tan pronto como hubo comido, salió de casa.»
  • Condicional perfecto: habría cantado. Expresa un futuro hipotético relacionado y condicionado en el pasado. También se refiere a algo que ha podido ser, pero que ya no será.
«No estabas, pero habría cantado para ti.»

Para esta entrada he consultado el libro: «La fuerza de las palabras. Cómo hablar y escribir para triunfar» Selecciones del Reader's Digest.

Espero que estas sencillas indicaciones os hayan sido útiles, si es así, me encantará leer vuestros comentarios. ¡Gracias por leerme!